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DIOS DEL GRAN SECRETO

 

Hace ya mucho tiempo, un arrogante joven llamado Ignaro codiciaba ser el primero en la historia en poder coronarse Dios del gran secreto. Él estaba completamente convencido de que existía un solo secreto en el mundo que, de descubrirlo él, le otorgaría todo el amor, la salud y el dinero que había en el planeta.

    Caminando en soledad, un día se encontró con un pastor que reposaba mientras sus ovejas se alimentaban del pasto. Entonces Ignaro se dirigió a él, afirmando:

    –Vos seréis por siempre un infortunado pastor, pues vuestra vaga ambición os impide levantaros de ese molesto pedrusco en busca del gran secreto. Yo en cambio pronto lo encontraré y por fin podré tumbarme en una cama blandita de lana mientras la humanidad os rendiréis ante mí, rogando mi revelación con múltiples ofrendas.

    La humildad brotó en el corazón de Ignaro cuando el viejo pastor le respondió:

    –En mi cabaña hay una mullida cama de lana esperándoos. Creo que os vendrá bien descansar en ella, pues a partir de mañana os queda un largo camino que recorrer. El secreto del que habláis es el cúmulo de infinitos secretos. Si vos tenéis el don de vivir eternamente, probablemente seréis el primero en la historia que lograréis descubrirlos todos. 

Brígida García Ríos

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